miércoles, 5 de noviembre de 2014

Elegguá

Elegguá es hijo de Okuboro que era rey de Añagui. Siendo muy joven, andaba un día con su séquito y vió una luz brillante que salía de algo con tres ojos que estaba en el suelo. Era un coco seco (obi). Elegguá se lo llevó al palacio, se lo contó a sus padres y luego lo abandonó detrás de una puerta. Poco después, quedaron todos asombrados al ver cómo salía una intensa luz del obi. Tres días más tarde, Elegguá murió. Tras su muerte, se olvidaron del obi, al cual había respetado en un inicio. Pasado el tiempo, el pueblo se vió sumido en situaciones desesperadas y al reunirse los arubbó (viejos), concluyeron que la causa de las desgracias estaba en el abandono del obi el cual estaba apagado, vacío y comido por los bichos. Los viejos acordaron sustituirlo por algo sólido y perdurable, y así colocaron una piedra de santo (otá) en el lugar del obi, detrás de la puerta. Fué el origen del nacimiento de Elegguá como orisha, por lo que se dice: "Ikú lobi ocha" ("el muerto parió al santo").Entre los yorubas, se vincula la figura de Elegguá comola de Echu (encarnación de las desgracias y problemas que acechan al hombre) quien vive en la calle, sabana o en el monte. Esta pareja Elegguá-Echu constituye, como bien señala Natalia Bolivar "la expresión mística de la inevitable relación entre lo positivo y lo negativo. Para los yorubas, la casa significa el refugio por excelencia, el lugar privilegiado contra los avatares del destino. En su misma puerta reside Elegguá, marcando con su presencia la frontera entre dos mundos: el interno, de la seguridad, y el externo, del peligro. Pero no puede haber seguridad sin peligro, ni sosiego sin inquietud y, por eso, la pareja Elegguá-Echu es indisoluble a pesar de su oposición. Elegguá protege el hogar y cuando en él se presentan problemas es que ha entrado Echu, el vagabundo".



No hay comentarios.: